Por sexto año consecutivo, la ONG Periodismo Social editó el monitoreo “Niñez y adolescencia en la prensa argentina”. El informe de este año se dedicó por completo a analizar el tratamiento mediático que los diarios les dan a los jóvenes en conflicto con la ley penal. Una vez más, se destaca la publicación de notas con carencia absoluta de fuentes identificables. También se alerta sobre los términos peyorativos y cómo los diarios convierten en verdades muchos mitos sobre los chicos.
El 65 por ciento de las noticias sobre chicos en conflicto con la ley penal publicadas en los diarios incluye términos peyorativos. ¿Cuáles? “Rateritos”, “precoces delincuentes”, “niños asesinos”, “pibes chorros”, “pirañas”, “pibas narcos” y “menores”.
El índice de términos peyorativos en estas noticias es tan alto que queda en evidencia cuando se compara con lo que sucede en las noticias sobre otros temas relacionados con la infancia y la adolescencia. Por ejemplo, en las referidas a Educación, a Deportes y Recreación o a Consumo, el mismo índice no supera el 2,5 por ciento. El ejemplo clásico es la nota titulada “Los chicos volvieron al colegio” un tratamiento radicalmente diferente a cuando esos chicos tienen inconvenientes con la ley.
Estas dos decisiones editoriales muestran “cuáles son los prejuicios que a veces se esconden detrás de las noticias y algo mucho peor: cómo, en ocasiones, las noticias condenan mucho antes que las sentencias judiciales”.
Además, la elección de los términos peyorativos “estigmatiza a los adolescentes sospechados de cometer delitos a partir de ese comportamiento particular, y a veces, oculta que se trata de situaciones derivadas de una evidente vulneración de sus derechos”.
Estas fueron las conclusiones principales del informe “Niñez y adolescencia en la prensa argentina 2008” que realizó la organización Periodismo Social –que preside la periodista Alicia Cytrynblum- titulado “El encierro mediático. Cómo hablan los diarios sobre los chicos en conflicto con la ley penal”.
Este informe se presentó días antes del anuncio de la Presidenta Cristina Fernández de enviar al Congreso la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Y es importante ponerle este marco ya que la nueva norma incluye dos artículos específicos relacionados con la niñez y la adolescencia: son el 17, que ordena la conformación de un Consejo Asesor Audiovisual de la Infancia “integrado por personas y organizaciones sociales con reconocida trayectoria en el tema y por representantes de niños, niñas y adolescentes”; y el 59, que establece “la protección de la niñez y contenidos dedicados”, en donde aborda, entre otros temas, el horario de protección al menor.
Periodismo Social viene realizando estos informes desde el año 2004. Se trata de permanentes y rigurosos relevamientos mediáticos de diarios porteños y de algunos provinciales sobre noticias vinculadas con niñez y adolescencia. Además se realizan en contacto con periodistas de los distintos matutinos que se encargan de la edición de los temas relacionados con los chicos.
El relevamiento de Periodismo Social abarcó los siguientes diarios: El Día (La Plata), Clarín, Diario Popular, Página/12, La Gaceta (Tucumán), La Prensa, La Nación, Crónica, Crítica, La Capital (Rosario), El Tribuno (Salta), Ámbito Financiero, Los Andes (Mendoza), La Voz del Interior (Córdoba), Río Negro, El Territorio (Misiones), El Liberal (Santiago del Estero), Diario de Cuyo (San Juan), La Razón, BAE y El Diario (Entre Ríos).
El informe completo, que aborda muchas temáticas aparte de las aquí sintetizadas e incluye la opinión de periodistas y expertos, se puede leer en PDF en el sitio de Periodismo Social.
El encierro simbólico.
En el capítulo del informe titulado “Chicos, delitos y medios”, Periodismo Social subraya que “en 2008, las noticias que vinculan a chicos y chicas con el delito ocuparon el 2,1 por ciento del total de notas sobre infancia en los diarios monitoreados. Un año antes, el mismo tema había ocupado el 0,4 por ciento de las notas. Es decir que en apenas 12 meses la presencia de estas noticias se cuadruplicó en los principales diarios del país”.
Por eso el informe se pregunta: “¿También se cuadriplicaron los delitos cometidos por chicos?”. Y responde: “No. Difícilmente ése sea un número que confirme cualquier estadística. Una primera explicación es que -también- el año pasado la agenda mediática estuvo dominada gran parte del año por las repercusiones que tuvo el asesinato de un ingeniero en San Isidro, del que se acusa a un chico menor de edad y por el debate surgido luego de que el gobierno bonaerense instalara en los medios y la opinión pública su idea de bajar la edad de imputabilidad de los chicos menores de edad acusados de cometer delitos”.
Esto hizo que la cobertura de estos temas “se multiplicara e igualara lo que ocurrió cuatro años antes, cuando el asesinato del joven Axel Blumberg aumentó en forma significativa el foco periodístico sobre la inseguridad, los jóvenes y el reclamo de mano dura. En ese entonces, el promedio de notas sobre Justicia Penal Juvenil pasó de un 0,5 % promedio a un 1,8 por ciento de un año para el otro”.
Para la organización, “la agenda de los medios de comunicación es recurrente y cíclica. Hay temas que cada tanto retornan al centro de la atención y las coberturas se parecen a veces hasta en los más mínimos detalles. Los chicos acusados de cometer delitos es uno de esos temas” ya que “generalmente luego de un asesinato o de un robo de grandes proporciones, las páginas y las tapas de todos los diarios se completan con las mismas preguntas: ¿Qué hacer? ¿Qué penas aplicar?”.
Agrega que “casi siempre con las mismas respuestas: más castigo, más encierro. Y también con una clara consecuencia: orientar el debate haciendo foco en el aspecto penal del problema y no en sus causas sociales. Y la mayoría de las veces termina siendo una reacción espasmódica que, tiempo después y a la luz de este monitoreo, demuestra que poco y nada aporta al debate sobre la real situación de estos chicos”.
Y concluye: “Una cobertura que muchas veces se reduce solamente a informar sobre el hecho policial en cuestión y no pone el foco en los derechos y garantías que tienen los chicos para ser juzgados, en los aspectos preventivos del problema ni en el destino de ellos. Una cobertura que refleja ciertos errores que persisten en la construcción de las noticias”.
La preocupante escasez de fuentes.
Una de las preocupaciones que subraya el informe es la falta de fuentes en muchas notas referidas a los chicos.
El informe sostiene que “una de cada cuatro de estas notas no citó fuente alguna, es decir el 25 % del total. Y no sólo eso: en otros casos se apeló exclusivamente a la frase ‘una alta fuente policial’ para comentar un presunto hecho delictivo cometido por un chico. Así, sin más, se elaboraron noticias con datos que en muchas ocasiones no fueron contrastados con ninguna otra voz”.
El trabajo incluye la opinión de Leonor Arfuch, semióloga y autora de “Crímenes y Pecados: de los jóvenes en la crónica policial” (Cuadernos de UNICEF, 1997), quien opinó que “en general, las ‘fuentes’ son sólo trascendidos u opiniones, raramente se manejan estadísticas, y tampoco sé si las hay confiables. A veces incluso se ponen en comparación datos de fuentes y épocas diferentes. La investigación verdadera está, creo, cada vez más lejos del quehacer periodístico de hoy. El tema de los chicos en relación con el delito ‘vende’, esto es, despierta atención, opinión y conmoción. Del mismo modo que con otros registros de la actualidad, y sobre todo en relación con la ‘inseguridad’, hay una tematización continua, de tono enfático, admonitorio, espectacular, que opera sobre las sensibilidades sin anclaje argumentativo, con adjetivaciones y acentuaciones que no van justamente en dirección del cuidado de los involucrados, de una justa estimación de contextos y causalidades”.
Según el informe, “en las notas que sí incluyeron fuentes, los periodistas prefirieron las voces de los poderes públicos y hubo un espacio menor para las visiones que otros actores, como las organizaciones sociales, especialistas o el entorno de los chicos, pueden ofrecer sobre los hechos informados”.
En este marco “la Justicia (15,5%), la Policía (15%) y los gobiernos provinciales (15%) constituyeron las fuentes oídas en las notas sobre chicos en conflicto con la ley penal. Además, estuvieron presentes en dos tercios de los artículos sobre ese tema”. Agrega que “son datos que no difieren demasiado de los de años anteriores, cuando, sumadas, las voces de todos los poderes públicos superaban el 40 por ciento del total de fuentes consultadas. El año pasado, esa suma ascendió a casi el 60 por ciento”.
Al trabajo alerta: “Las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) han perdido terreno como fuentes en notas sobre Situación Penal juvenil, e incluso tuvieron una participación menor que la que se les concedió en el universo de notas de todos los temas, a diferencia de años anteriores”.
Los términos discriminatorios.
En el capítulo dedicado a analizar las palabras que los diarios utilizan para referirse a los chicos en conflicto con la ley penal, el informe arroja los siguientes datos:
• En las notas sobre Educación, Deportes y Recreación o Consumo, el índice de términos peyorativos no supera el 2,5 por ciento.
• En cambio, en las que se refieren a chicos en situación de calle, involucrados en situaciones violentas o vinculadas de alguna forma al delito, ese índice ronda el 30 por ciento.
• Finalmente, los artículos que se refieren concretamente a medidas de privación de libertad de los adolescentes sospechosos de delinquir, incluyen términos peyorativos en el 65 por ciento de los casos.
Para la ONG, “la conclusión es clara: el uso de términos despectivos o de adjetivos descalificativos es más habitual cuando los chicos están en conflicto con la ley penal o en situaciones de extrema vulnerabilidad. Y así el imaginario social los asimila a sujetos peligrosos y potenciales victimarios en vez de sujetos victimas de vulneración de derechos. Y ‘menor’ sigue siendo el término peyorativo más común en las noticias. Aunque casi siempre acompañado por un calificativo que refuerza la mirada estigmatizadora que la sociedad en general aplica sobre los integrantes más jóvenes y muchas veces en condiciones de marginalidad”.
El informe consignó tres ejemplos del uso de estos términos. Uno de ellos fue utilizado por el diario Crónica el 5 de marzo cuando tituló una nota “Cordobesitos ‘rateros’ atemorizan a víctima”. El otro fue por parte de El Tribuno de Salta que el 13 de abril editó “Menores patoteros golpearon salvajemente a dos hermanos”. El tercero correspondió a Clarín, con el título “Ataque ‘piraña’ contra un gendarme: 8 jóvenes le dan una feroz paliza para robarle”.
Para Periodismo Social, “Los términos peyorativos están en general en notas referidas a Violencia y a chicos en conflicto con la ley penal. Esos dos temas concentran el 62 por ciento de esas palabras y hay algo que iguala a todos los medios monitoreados: con alguna excepción muy notoria, la mayoría usa ese tipo de expresiones para referirse a los chicos acusados de cometer delitos”.
Los mitos se convierten en verdades.
El informe incluye un capítulo titulado “Esas sensaciones que los diarios convierten en verdades”, en referencia a “estadísticas que no surgen de ninguna investigación hecha en profundidad. Percepciones que se transforman en titulares. Opiniones que alcanzan para construir una tapa. Sensaciones que adquieren el estatus de exactitud y que los diarios publican sin cuestionarlas ni contrastarlas. ¿Cuál es el riesgo de publicar ‘verdades’ que no son tales? Un análisis de esos mitos que los diarios difunden sobre los chicos acusados de delitos y que no son más que eso: mitos”.
Y este es el listado con la correspondiente descripción:
1. Cada vez más chicos menores de edad cometen delitos. La mayoría de las veces apelando a números reservados, extraoficiales, testimonios de “altas fuentes policiales” o “fuentes judiciales que pidieron reserva”, testimonios y sensaciones de vecinos o expertos, los diarios informaron repetidamente el año pasado que los hechos policiales cometidos por chicos crecieron significativamente. Una afirmación que no figura en ninguna estadística seria y rigurosa, pero que la mayoría de los diarios transmite en sus páginas, a modo de “sensación”. Una “verdad” que incluso puede ser rebatida con números oficiales.
2. Los chicos están cada vez más violentos. Según las estadísticas de la Procuración General de la Nación, los delitos contra la integridad sexual protagonizados por chicos en 2007 fueron 67 y en 2008 fueron 55. En cuanto a homicidios simples, en 2007 se iniciaron 25 causas y el año pasado 9. Los mismos números aseguran que de las causas que ingresaron durante 2007 en los juzgados de Menores, el 57% son por robo. Por ese delito quedaron detenidos el 70% de los chicos que están alojados en institutos. Por otro lado, según el informe “Adolescentes en el sistema penal”, el 70 por ciento de los delitos que se les imputan a los casi 6300 chicos y chicas encerradas son Delitos contra la propiedad, con o sin armas.
3. Los chicos entran por una puerta y salen por otra. Gran parte de las detenciones policiales a chicos menores de edad no suelen ser luego confirmadas judicialmente. Y en ocasiones, esas detenciones están motivadas por criterios discriminatorios por parte de la Policía. Entonces, ¿qué pasa cuando la impunidad es confundida en los diarios con la inimputabilidad? Según la legislación vigente, los chicos menores de 16 años no pueden ser sancionados por los delitos de los que los acusan. Esto no significa que no puedan tener un proceso por ello.