Mostrando entradas con la etiqueta Canción desesperada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Canción desesperada. Mostrar todas las entradas

15 jun 2012

Restos de marzo.

Indeciso el otoño, no termina de ceder paso al crudo invierno. Triste, se resiste a dejarlo ser ... y se aferra a la humedad para permanecer unos días más y mientras tanto yo sueño con verlo ganar la pulseada. Le ruego que no ceda porque con él se irían los restos de un marzo que aún arde en mi interior como la llama en manos de Prometeo.
¿Cómo pudo una parte del corazón quedarse detenida en las noches de marzo? ¿Quién podría hacerme entender que 15 kilómetros de distancia entre una vida y otra, a veces no representan el resto del mundo? Es que marzo además de dejarme el alma llena de suspiros me ha llenado de interrogantes que inútilmente enfrento cada noche. Por la fuerza que juntos ellos adquieren, terminan venciendo mi capacidad de respuesta.  Me pregunto ¿A dónde van a parar los sueños que mueren al poco tiempo de nacer?  ¿A dónde van las palabras que el otro no llega a oír? ¿A dónde van las ganas cuando no concretan sus ansias? Tal vez de tanta nostalgia e incertidumbre surge esta necesidad imperiosa de perpetuar el deseo, aunque más no sea en un papel y aunque nada me devuelva lo que marzo fue.
Trampas de la vida me han demostrado que no todo es lo que parece (…) Pues, febrero me anticipaba un marzo lleno de angustias y feas sensaciones. Sin embargo, cada vez que recuerdo la voz de marzo, los abrazos, los besos, los libros y las canciones que me hablaron de un mundo cargado de sueños, agradezco las desilusiones y el maltrato del verano. Definitivamente el mundo me duele menos si pienso en los días en que alejé por un momento el miedo a la muerte. Tal vez porque, como diría Hemingway, amé con la pasión suficiente. Admito que los restos de marzo aún me duelen tanto como a  Discépolo su canción desesperada:

Soy una canción desesperada...
Hoja enloquecida en el turbión..
Por tu amor, mi fe desorientada
se hundió, destrozando mi corazón.
Dentro de mí mismo me he perdido,
ciego de llorar una ilusión...
Soy una pregunta empecinada,
que grita su dolor y tu traición..

¿Porqué
me enseñaron a amar,
si es volcar sin sentido
los sueños al mar?
Si el amor,
es un viejo enemigo
y enciende castigos
y enseña a llorar...
Yo pregunto: ¿porqué?
Sí, ¿porqué me enseñaron a amar,
si al amarte mataba mi amor?
Burla atroz de dar todo por nada
y al fin de un adiós, despertar
llorando...

¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?
¿Dónde estaba el sol que no te vio?
¿Cómo una mujer no entiende nunca
que un hombre da todo, dando su amor?
¿Quién les hace creer otros destinos?
¿Quién deshace así tanta ilusión?
Soy una canción desesperada
que grita su dolor y su traición...


Que irónico resulta que alguien me quiera hoy, cuando yo solo quiero más días como los de marzo.