Entre la agonía y la enajenación neoliberal que envuelve al mundo, se fue Chavela. “Quien pudiera reir como llora Chavela” cantaba Joaquín. Imposible mayor precisión si se trata de describir la fuerza y valor de la mujer del poncho rojo, tequila y tabaco siempre en mano y el revolver bien calzado en la cintura. Tal vez siempre lista para enfrentar a algún fantasma de aquella feroz infancia. Tal vez alerta para asustar a aquel monstruo que le robó la posibilidad de una vida feliz.
Si logró escapar de los infiernos, seguramente lo hizo cantando.
Macorina ahora descansa junto a Diego Rivera, Frida y José Alfredo, seguramente donde quiera que se encuentren habrá descanso, pero lleno de excesos …Sin dudas.
Ni tu amado México ni mucho menos tu tan admirada Madrid te despiden en su mejor momento… Aún hoy, en ningún sitio del mundo encontramos las certezas que por los cincuenta buscabas y harta de perseguirlas te refugiabas en el tabaco y el alcohol. El agravante de los días que corren, es que creemos ser más libres que nunca y en realidad vivimos atados a las modas, a las redes sociales, a los mesajes de texto, al consumismo, al trabajo ... en fin. Chavela, los fantasmas del desamor y la precariedad están más vivos que nunca … aún hoy, por encima de toda ciencia y progreso, sigue doliendo amar…
Amar duele, amar duele
vivir sin amor, no conviene.
Amar duele, ay!, amar duele
vivir sin amor, no se puede.
Necesito tus besos
necesito el calor
necesito caricias, tus caricias de amor.
Amar duele, amar duele
vivir sin amor, no se puede.
Amar duele, ay!, amar duele
vivir sin amor, no se puede.
Sufre el enamorado
si el amor es robado
tener una ilusión cuesta muy caro.
Amar duele, amar duele
vivir sin amor, no conviene.
Amar duele, ay!, amar duele
vivir sin amor, no se puede.
Ay!, amar duele.
