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2 jul 2009

Reforma Universitaria de 1.918: "El legado estudiantil".

¿Cuántos estudiantes de hoy saben la gratitud que les deben a los jóvenes de nueve décadas atrás? ¿Cuánto se habla de la Reforma universitaria de 1918 en las aulas del siglo XXI? ¿Se repasa un hito que reconstruyó los cimientos de la sociedad moderna y del ámbito educativo latinoamericano?
Noventa años atrás, un grupo de jóvenes universitarios libraron una batalla ideológica que intentaba terminar con las altas casas de estudio como sedes de la mediocridad y del dogmatismo. No era más que el espejo de una juventud sedienta de sueños, empapada de convicciones acerca de cómo cambiar al mundo. Puede resultar utópico, pero por ellos los pizarrones y la tiza siguen subsisten aún cuando las economías de los países del tercer mundo latinoamericano se caen a pedazos.
La sangre nueva que heredó la noción de lucha, hoy también intenta engendrar un cambio.
La toma de universidades públicas no es caprichosa. Centenares de jóvenes se resisten al arancelamiento, denuncian designaciones fuera del sistema de concurso y sueldos docentes miserables, exigen condiciones dignas de estudio y pelean por el fin de la burocracia como obstáculo. Y cuando los estudiantes aúnan fuerzas logran algo más valioso que una simple asamblea educativa: son partícipes del cambio social.
Una prueba reciente fue la lucha de los estudiantes que marcharon para evitar el cierre de la sede de la Uba en Merlo. Localidad golpeada por la pobreza, iba a prescindir de un vehículo vital para luchar contra la miseria cuando sus actores brotaron a las calles con fuerza para sostener un derecho. No se puede ser ingenuo y dejar de lado que detrás de todos estos movimientos, salen a flote también intereses políticos que opacan ese espíritu noble que mostraron los reformistas del 18”. El cóctel Politización y educación no llega a buen puerto.