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2 jul 2009

“Si el General los viera ...”

“Partido Justicialista”, “Menemismo”, “Duhaldismo”, “PJ disidente”, “Kirchnerismo”, “Juventud peronista”, “Generación K”, “Radicales K” ... todas estas nomenclaturas circulan a diario a la hora de hablar de la política nacional de los tiempos que corren. Lo cierto es que cada una de estas corrientes ha sido encabezada por un líder autoproclamado “peronista” y más de una vez se ha oído hablar en sus discursos sobre el peronismo nacido del 17 de octubre, acontecimiento que todos ellos soñaron repetir en alguna de sus campañas. La historia cuenta que por los años cuarenta, el presidente general Edelmiro Farrell nombró al coronel Juan Domingo Perón secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y Vicepresidente de la Nación, cargos en los que desempeñó una intensa actividad.
Según algunos historiadores, el sindicalismo argentino estaba desanimado por las propuestas de lucha de comunistas y socialistas, se aproximó a las soluciones reales y concretas que les ofrecía Perón. El 8 de octubre de 1945, el general Avalos pidió a Farrell que destituyese a Perón, quien fue detenido y llevado a la isla Martín García. Disconformes con la medida amplios sectores populares marcharon a Plaza de Mayo y reclamaron la libertad de sus líderes.
Desde las primeras horas de la mañana del 17, llegaron columnas de manifestantes con banderas y pancartas a la Plaza de Mayo, se movilizaron desde Avellaneda, Lanús, Banfield, Quilmes, San Martín. Muchos habían cruzado el Riachuelo por el puente Pueyrredón y cuando la policía lo levantó continuaron cruzando en botes, tablas o a nado. Los manifestantes, refrescaron sus pies en las fuentes de la plaza, y se convirtieron en todo un símbolo del movimiento nacional y popular más importante de Argentina.
A partir de este acontecimiento, todos los actos de gobierno de la época adquirieron el carácter de masivos incluyendo los funerales de Evita y Perón. Desde aquellos años al presente el único hecho mínimamente comparable ha sido el cierre de campaña del Dr. Raúl Alfonsin en 9 de Julio por el año 1.983 donde su candidatura representaba la vuelta a la democracia es considerado uno de los últimos actos políticos masivos.-
A lo largo de los últimos treinta años el pueblo argentino ha elegido representantes peronistas, a excepción de un gobierno radical durante 1.999-2001, sobradas muestras de deseo peronista aún hoy se ponen de manifiesto a la hora de elegir representantes de la República; tal vez a causa de aquel 17 de octubre de 1.945 que seguirá latente en el inconsciente colectivo a lo largo de la historia. Lo cierto es que en la actualidad es casi imposible para un político concebir siquiera la imagen de un palco con millones de personas en frente por un ideal social en común. Por los tiempos que corren se ha instalado para quedarse una frase que nada tiene que ver con las ideas de cambio y compromiso: el clientelismo político exacerbado. Bastaría detenerse a observar el actual accionar de los candidatos a diputados nacionales, quienes enfatizan en las caminatas por los barrios y en actos con una convocatoria casi obsoleta. Y aunque al comienzo las campañas se caracterizaron por un tono independiente y “cordial” entre los representantes de los distintos partidos, a tres domingos de las votaciones han salido a la luz serias acusaciones entre unos y otros relacionadas con causas inconclusas relacionadas al trafico de drogas por ejemplo. Del mismo modo que ocurrió durante la última campaña a presidente de La Nación de la cual surgió electa la actual presidenta.
Atrás quedaron las campañas que movilizaban multitudes, atrás quedaron el carisma y el liderazgo de los políticos y simultáneamente la pasión y el fervor de los argentinos por levantar un estandarte en honor a un ideal político y social.